Entre la Coherencia y la Fragmentación: Euroescepticismo, Extrema Derecha y el Papel de la UE en un Mundo de Grandes Potencias

Enfoque

En el contexto actual, la Unión Europea (UE) enfrenta numerosos desafíos que condicionan su capacidad para actuar como una potencia geopolítica relevante. La invasión de Ucrania por Rusia ha resaltado la necesidad de una Europa fuerte y unida, capaz de responder eficazmente ante las amenazas a su seguridad. Sin embargo, y tal como argumentamos en nuestro análisis, el incremento del euroescepticismo y el auge de la extrema derecha obstaculizan esta cohesión, afectando su proyección como actor global. Para demostrar dicha hipótesis, los objetivos que nos marcamos con nuestro análisis son los siguientes: cómo el euroescepticismo y el auge de la extrema derecha afectan los imperativos geopolíticos de la UE; explorar las estrategias y geoestrategias que la UE emplea en su competencia con grandes potencias; y evidenciar la falta de coherencia entre los objetivos geopolíticos de la UE y su actuación específica en el conflicto de Ucrania.

A través de una metodología cualitativa y un análisis geopolítico respaldado por aportaciones académicas del Neorrealismo, específicamente desde una perspectiva de realismo ofensivo, observamos cómo la política exterior europea se ve limitada por la falta de una estrategia militar unificada y su dependencia de Estados Unidos. La disparidad de intereses entre los países miembros restringe la capacidad de la UE para actuar como un bloque cohesionado, lo cual es aprovechada por potencias rivales como Rusia y China.

En este sentido, se parte de la premisa de que las ventajas económicas y demográficas de la UE sobre Rusia, como su mayor PIB y población, no son suficientes para garantizar su influencia global. La UE sigue destacándose por su “poder blando”, priorizando la diplomacia, el comercio y la estabilidad estructural. No obstante, el papel de la UE en conflictos globales sigue siendo cuestionado, en parte por su enfoque en la paz y los derechos humanos, en contraste con la acción militar directa de otras potencias. De igual forma, el ascenso de fuerzas políticas de extrema derecha en Europa, que alcanzaron un tercio de los escaños en el Parlamento Europeo en las elecciones de 2024, también amenaza la unidad europea. Estos partidos no solo promueven el euroescepticismo, sino que también presionan por políticas nacionalistas y menos comprometidas con el multilateralismo, generando divisiones en temas críticos como migración y política de asilo. Esto fragmenta el consenso interno y debilita la voz de la UE en el escenario global.

Para mantener su influencia frente a estos desafíos, la UE ha adoptado diversas estrategias geopolíticas, entre las que destacan el “bandwagoning” o alineamiento con Estados Unidos y la OTAN, la contención de Rusia mediante sanciones económicas y el apoyo militar a Ucrania, así como el “engagement” o compromiso diplomático con potencias rivales en áreas de interés mutuo. Sin embargo, las fuerzas euroescépticas y de extrema derecha han debilitado estas estrategias, al promover una mayor autonomía de los Estados miembros en lugar de una dependencia en las políticas comunes de la UE.